Donostia, día 1: la perla que no pudo ser

zinemaldiaComienza la 61ª edición del Festival de Cine de San Sebastián con la proyección de Futbolín, de Juan José Campanella, primera película de animación que inaugura el Certamen en sus ya más de sesenta años de historia. En la ceremonia inaugural, además de la presentación del jurado, esta vez presidido por Todd Haynes, se hace una repaso a las principales secciones de la presente edición y se entrega el Premio Fipresci de la Crítica Internacional a la mejor película del año a La vida de Adele, de Abdellatif Kechiche. Sin lugar a dudas el principal aliciente de una primera jornada, a pesar de que la cinta se proyecte a una hora intempestiva (teniendo en cuenta que su duración es de casi tres horas), en un único pase, y sin ser incluida en la sección Perlas de otros Festivales más aún, teniendo en cuenta que consiguió la Palma de Oro a la mejor película en el Festival de Cine de Cannes 2013. De Abdellatif Kechiche ya se había estrenado la La escurridiza o cómo esquivar el amor (2003) o la magnífica Cuscús (2007). En La vida de Adele, la joven protagonista de 15 años que da título a la película se enfrenta un complejo proceso de maduración sexual y personal, todo ello bajo la influencia de una exquisita educación literaria propiciada por un «tal vez» idealizado sistema educativo público francés, una familia convencional y un entorno que se diferencia muy poco del que puede rodear a cualquier joven de clase media.